Page 5 - Módulo IX
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Introducción:
Recordemos la idea central de la antropología griega: el hom- bre, un retoño de la naturaleza universal específicamente diver- sificado. El cristianismo distinguirá luego en la realidad huma- na, lo que en ella es pura naturaleza cósmica, el cuerpo, y un principio esencialmente superior a ella, el espíritu; y salvo los doctrinarios del mecanicismo radical, así lo admitieron todos los pensadores de occidente hasta los años finales del siglo XVI- II.
Radicalizando la idea kantiana de la Ilustración -que el hom- bre debe hacer su vida atenido no más que a su propio enten- dimiento-, los pensadores del siglo XIX van a ser los protago- nistas de un nuevo naturalismo antropológico. Orientados por algunas de las doctrinas filosóficas que entonces prevalecen, el evolucionismo, el positivismo, o el pensamiento dialéctico, mu- chos de ellos se propondrán con empeño, el explicar la realidad humana mediante los conceptos y los métodos de la nueva y fascinante ciencia natural.
Para la razón del hombre, otra vez es el hombre todo y sólo naturaleza cósmica; pero ahora no conforma a la idea helénica de la physis, sino de acuerdo con lo que acerca del cosmos afir- man la física, la química y la biología de este siglo. Cuatro líneas rectoras que, para el conocimiento científico de cualquier reali- dad natural, esbozó el saber de los filósofos presocráticos: una eidología, en este caso la anatomía descriptiva; una estequiolo- gía biológica; una concepción científica de la antropogenia; una dinámica de la naturaleza humana.
Durante la primera mitad del siglo XIX, quedó plenamente formulado el concepto de tejido y la doctrina celular inició su camino. De ambos aspectos conviene señalar sus representan- tes más cualificados y los supuestos doctrinales desde los cua- les se llevaron a cabo ambas conquistas científicas. A Bichat, se debe el concepto moderno de tejido, con su obra anatómica quedaba definido con precisión este nuevo concepto estequio- lógico tan fecundo en la Medicina del siglo XIX. La huella histó- rica de Bichat abarca por igual la Estequiología, Fisiología y Me- dicina anatomo-clínica. Su trabajo será motivo de las Unidades primera y segunda.
La metódica aplicación del microscopio al estudio de los se- res vivientes y los considerables progresos técnicos en su cons- trucción y su manejo, acabaron con la estequiología fibrilar y dieron paso a la creación de una nueva estequiología biológica: la teoría celular, que se aborda brevemente en la tercera Uni- dad.
La célula no es sólo un elemento morfológico del organis- mo, es también un elemento fisiológico, lo que sirvió para que Ramón y Cajal formulara su “ley del contacto pericelular”, es- tableciendo así la doctrina de la neurona, que es objeto de la cuarta Unidad. Finalmente, en la quinta Unidad veremos la apa- rición de una nueva disciplina biológica, la genética, que tende- rá un puente entre la embriología y la filogenia, al mostrar cómo se constituyen y transmiten los caracteres hereditarios.
Historia de la Medicina del siglo xix Información General
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